¿Cuánta veces…? el problema del límite

Pizarra-70x7-3Esta es la pregunta que nos plantea el evangelio del día de hoy… y de alguna manera es la pregunta de nuestra fe… porque creen en Dios, amarlo a él no es sólo de palabra sino en la concreciones de la vida de todos los días…

y sucede que cuando nuestra oración se conecta con la vida, ella hace que la pregunta emerja.

Porque la vida, vivida con otros nos hace descubrir los limites, los propios y los de los demás.

Y el limite no está mal; el limite nos ayuda a demarcar, nos señala cuál es nuestra tierra conocida y la tierra a explorar.

La pregunta de Pedro, habla de un limite…hasta cuanto… y el tema de hoy es el perdón… pero la pregunta se abre a otros ámbitos… hasta cuanto tengo que ayudar… hasta cuanto tengo que ser bueno, hasta cuanto tengo que creer… hasta cuanto tengo que da sin esperar nada a cambio…

La pregunta es una poco calculadora y la respuesta de Jesús a todos estos interrogantes es la misma: siempre, desde una generosidad que no tiene límites.

Y a decir verdad, este siempre, a veces cansa, fastidia, molesta y hasta decepciona… , y es allí donde empiezan los reclamos, y comienzan los enojos…y argumentamos que nuestro “siempre” nos da derechos….y es allí donde nos damos cuenta que muchas veces, nuestro siempre no es como el de Jesús.

El siempre es causa de alegría cuando es desinteresado.

Y el siempre, puede escapar de la “lógica del mercado” cuando reconoce la bondad en el mismo acto.

En definitiva es lo que le reclama el Rey de la parábola del día de hoy al perdonado in misericordioso…

y la verdad es que este “miserable no se dio cuenta que había sido perdonado, sino que solo percibió que se liberó de una obligación.

Hay siempres que esclavizan y siempres que liberan, que devuelven la alegría de la salvación.

El resto se los dejo a ustedes.

 

 

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